Título original: Back to Black
Año: 2024
Duración: 122 min.
País: Reino Unido
Dirección: Sam Taylor-Johnson
Guion: Matt Greenhalgh.
Reparto: Marisa Abela, Ryan O’Doherty, Jack O’Connell, Lesley Manville, Eddie Marsa, Sam Buchanan, Dywayne Thomas, Thelma Ruby, Jo Krayer, Bolaji ‘BJ Kenny’ Kehinde, Jacob Trup, Bronson Webb, Ansu Kabia
Música: Nick Cave, Warren Ellis
Fotografía: Polly Morgan
Compañías: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; Monumental Pictures, Studiocanal.
Distribuidora: Focus Features
Género: Drama. Musical | Música. Biográfico
Hay un atomsfera con el sentimiento de que de la noche a la mañana se anunciaron que ya venía el estreno de una película centrada en la vida de la increíble cantante Amy Winehouse, no dieron oportunidad de levantar hype, y ahora que ya llegó a salas de cine, sinceramente se siente que es una película que funciona como eso, como película, pero queda lejos, muy lejos de rendirle tributo a la vida y carrera de una artista tan increíble e influyente como lo era ella.
El problema recae en que sí, se siente bastante suavizada, y que de pronto, como ha pasado mucho en las últimas biopics musicales que hemos visto, te hablan Bob Marley. Se siente que solo son hechos que se van conectando, aislados, sin tener realmente un hilo biográfico o en el que se profundice en Amy. Lo más interesante es que le dan valor a la forma en la que escribió sus canciones, pero sus problemas de salud y su alcoholismo es abordado con pincitas, y en ese cuidarlo tanto, hacen parecer, por momentos, que Amy es la mala, que es la villana de su propia historia y eso me causa conflicto, porque una película que era para amarla, puede resultar contraproducente.
La historia de amor tóxico entre Amy y Blake, es el hilo conductor de la trama. Que también, se sabe que es malo, que es nocivo, que todo es una obsesión, pero todo parece que es un paseo por fuera, no profundiza en los sentimientos de la cantante, ni desde el punto de vista de Blake. Esto hace que estemos viendo una película sobre la vida de Winehouse en la que se toca muy poco de su vida. Como siempre faltan algunos personajes claves como Mark Ronston, o se cambian algunos temas como su relación con su papá o el porqué comenzó a cantar Valerie. Todo se va en un espiral de episodios, en los que pues los fans dirán que padre está el soundtrack de Amy, pero nada más. Una historia de amor tóxico es lo que nos deja.
Y pues sí, hay que hablar de lo más importante: Marisa Abela como Amy Winehouse. Siendo realistas, no se parece mucho físicamente a Amy en la gran mayoría de la película, pero por alguna razón, en momentos específicos sí se parece mucho. Más allá de eso, lo de Marisa es admirable, da una gran actuación, capta la esencia de Amy, nos conmueve, nos duele, nos alegra, nos hace reír y hace lo que puede con este guion tan lleno de huecos y de inconsistencias. El único pero, es que su voz, y no es raro, no alcanza el registro de Amy y por eso hace contraste cuando escuchamos a la original y luego a la actriz. Fuera de eso, carga con mucha dignidad con el papel, sin necesitar de parecerse completamente, definitivamente es lo más rescatable.
El resto del elenco me pareció decente, sobre todo el caso de Jack OConell como el ex novio Blake Fielder-Civil, que es creíble, es fuerte, pero también sufre de lo mismo: un guion que no lo sabe desarrollar y al final deja más dudas que respuestas. Tal vez esta película esté solo para que te den ganas de volver a ver el documental ganador del Oscar sobre la vida de Amy.